Mirada Clara, Corazón Suave
Mucho se habla sobre la atención plena, el aquí y el ahora, dirigiendo la atención hacia el momento presente y sin juzgar. Pero el juicio, por mucho que lo intentemos, por lo menos en mi caso, siempre está ahí. Que si hoy no me concentro, no lo hago bien, esto es una pérdida de tiempo, etc. Pues sí, hay juicio, ¿y qué hay de malo? Nada, absolutamente nada.
La definición operativa sobre Mindfulness dice algo así: “llevar la atención de forma deliberada hacia el momento presente y sin juzgar”. Yo entiendo, y si no que me corrija alguien, que no se trata de que no haya juicio, sino como dice Jon Kabat-Zinn, se trata de observar lo enjuiciadores que somos, y en consecuencia, al menos intentar, ser un poco menos juez.
Porque si observamos la misma definición y la adoptamos a raja tabla, lo de no juzgar es como un poco autoritario, ¿y si hay juicio? ¿me tengo que fustigar? La respuesta es, desde mi punto de vista, no. Tan solo observando la aparición de juicios, así como de los pensamientos y otros estados mentales, dando cuenta de la dinámica natural de la mente. Solo eso, darse cuenta. Y quizás, en la próxima práctica, aprendas a no fustigarte, cuando tu mente se haya ido al trabajo que tienes que entregar mañana, mientras estabas atendiendo al dedo meñique izquierdo.
Y es aquí, desde mi opinión, donde entra la otra gran pata de la práctica de la atención plena, el corazón suave. Hablamos de la compasión, la que podemos empezar a practicar con nosotros mismos, ablandando ese corazón nuestro, de por sí duro, y a veces tan necesitado de cariño y suavidad.
Cuando sientes esta parte tan intrínseca, a la mirada clara, surgida de la atención plena, todo se transforma. Sutilmente te abres al mundo, dejas que esa bondad innata que reside en ti, emerja en cualquier situación de la vida, con un compañero de trabajo, con alguien desconocido en la calle, con el mar donde te bañas, incluso, contigo mismo.
Comprendes entonces, que el mundo gira entorno a una energía universal que es el amor y las ganas de vivir. Y esa energía, no es exclusiva de los humanos, también de todos los seres de este planeta, y es ahí, cuando comprendes, que todos somos una energía universal, seguidores del mismo deseo por vivir y poder desarrollarnos, en esta gota de consciencia de la cual hemos sido bañados en gracia.
Practiquemos pues la atención plena, con esa mirada suave hacia nosotros y hacia lo que nos rodea.
Que estéis bien y que estéis libre de sufrimiento.
Foto: Matt Collamer